La violencia de Noel

Por Víctor Suárez

Los momentos cósmicos no esperan por los hombres para manifestarse en su justa y pomposa dimensión,
pero el hombre, ese si que debe estar alerta antes las circunstancias del poder omnipresente de la naturaleza.

La tierra es para la vida, como la existencia es a la tierra, con todos los peligros que esta encierra. Las muertes que acaecen de una catástrofe natural muchas veces es por el incesante egoísmo de los hombres, su sed de riquezas y su desprecio por los demás. Todos sabemos que las márgenes de los ríos, lugares bajos, y laderas, no son lugares actos para que se desarrolle la vida con calidad de humanos, todos sabemos que esos son lugares altamente vulnerables ante cualquier oscilación de la fuerza universal, pero la falta de planificación correcta, de políticas adecuadas y condescendientes, para que la gente viva como gente, no existe en este país, por eso las personas viven en lugares fatales, en condiciones sórdidas.

No consta en esta nación, nunca existió y probablemente pasaran muchos años para que alguien tenga desde el poder preocupación sincera por los infaustos, por que los dirigentes nacionales que han conducido y administrado los bienes de todos los que aquí convivimos, jamás han tenido el íntegro deseo de mejorar, conducir y organizar la vida del conglomerado humano que se desarrolla en esta tierra sagrada.

Las tierras acta para que la gente construya y vivan decentemente, las tienen unos cuantos maleantes intocables, con complicidad del estado, que creen que vivirán eternamente, la muchedumbre se hace sus propias planificaciones, su propio entorno de vida, sin que las mal llamadas autoridades hagan absolutamente nada.

Cuando pasan estos acontecimientos sale a relucir la parte trasera del país, la que los patriotas insustanciales no quisieran que nadie vea, y se pone de manifiesto ante nuestros ojos: el hambre, la miseria, la desprotección, la negligencia, y la falta de humanidad.
Y entonces vienen con funditas, sobritas como para los cerdos hambrientos para mitigar el hambre del momento, pero la vida inhumana continuara y entonces otra vez el olvido.

Víctor Suárez
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